Acercarse al libro que comento es abrir espacios de acceso a un mundo desconocido que tiene aún elevados muros de aislamiento. No me refiero a las barreras mas rudas que se alinearon temprano en torno a la cultura andina y su representantes, instaladas por quienes estimaron que el país no se edificaría como un proyecto conjunto de todas las sangres y, al contrario, ensangrentaron el territorio en el camino a sus excluyentes objetivos. Muchas de esas brutales barreras han sido horadadas y, en muchas zonas, derribadas sistemáticamente por la áspera decisión de las contingentes migratorios y avanzadas culturales que se han desprendido de las altas cumbres andinas y de las florestas amazónicas para ocupar los antiguos dominios señoriales y aristocráticos. No, no aludo a estos elevados cercos, ya muy maltratados, sino a los más sutiles aislamientos que aún se yerguen en torno al entendimiento de los intersticios ideológicos, filosóficos, que integró a nuestra antigua civilización.
Se trata de una labor pendiente, acercar nuestro entendimiento a los espacios de las ideas, símbolos, concepciones del ser, de la naturaleza y la sacralidad antigua. Comprensión de sus formas de escritura, también. En suma, hablamos de todo aquello explicable a través del entendimiento de su alto pensamiento. ¿Lo tuvieron los antiguos peruanos?, es la pregunta que aún incrédulos se formulan estudiosos y académicos que, desorientados y descreídos, prefieren asentarse en el fácil recurso de explicar complejidades culturales a través del fácil uso del termino cosmovisión.
Hay que recusar la expresión no por inútil o limitante para una comprensión vasta y totalizadora de ese inexplorado campo, sino porque la palabreja ha sido devaluada y ha devenido en el continente que alberga la enumeración condescendiente y plácida de una serie de costumbres y hábitos, muy alejados de sus fuentes primigenias, que se han adocenado para el consumo de complacientes visitantes extranjeros o, lo que es peor, para satisfacer o conjugar los afanes comunitarios de un vasto conjunto de peruanos, herederos directos de nuestras culturas ancestrales, que se acomodan en torno a deformados ritos, intuiciones desorientadas y empeñosos en perpetuar lo folclórico. No recuso ese universo, es mío también, pero sí reparo en la incapacidad de incorporar el futuro a sus propósitos. De sumar a sus actuaciones la dimensión cultural y política. Para tal propósito se requiere en primerísimo lugar entender que el alto pensamiento andino fue un instrumento político, como lo son todos los pensamientos de esta envergadura, organizador de naciones y cultivador de hegemonía. Así lo explica Golte en sus páginas como resultado de sus investigaciones y consecuencia de una transparente evaluación academica.

Transponer el rito y caminar el amplio territorio de la conducción social y la construcción de hegemonía se hace más sencillo cuando nos acercamos a textos como Moche, cosmología y sociedad, una interpretación iconográfica de Jürgen Golte quien es descrito en redes como nacido en Alemania, bachiller en Matemáticas con estudios de Antropología, Arqueología, Historia, Literatura y Cultura Latinoamericana en las universidades: Rheinische-Friedrich Wilhelms-Universität, en Bonn, Freie Universität, en Berlin y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Desde 1964, sus temas de investigación se han desarrollado sobre Iconografía. Etnohistoria y Antropología de los Andes centrales. Los temas que ha abarcado se desarrollan entre antropología económica de pueblos campesinos andinos; migración campo-ciudad en el Perú, antropología urbana y globalización. Estudios sobre temas de Etnohistoria de los Andes Centrales; Iconografía de las culturas del Intermedio Temprano en los andes Centrales. Golte Rodhe (67) es autor de más de 78 publicaciones, destacando los libros “Estructuras tradicionales y economía de mercado. La comunidad de indígenas de Huayopampa”, “La iconografía Nazca”, “Repartos y rebeliones: Túpac Amaru y las contradicciones de la economía colonial”, “Los caballos de Troya de los invasores. Estrategias campesinas en la conquista de la gran Lima”, por citar solo algunos títulos. Sin duda pergaminos suficientes para abordar el universo Moche con suficiencia y profundidad.

En el texto desarrolla un estudio de la iconografía de esta cultura, especialmente en su Etapa IV, mostrando un despliegue de conocimiento de fuentes previas y de capacidad académica y humana para abordar la complicada interpretación de las figuras pintadas en sus ceramios. Lo particularmente impactante ha sido observar en las figuras y traducción la continuidad y hegemonía de la simbología andina. Algo importante, el autor manifiesta haber hallado: una «ideología política», una internalización de reglas de comportamiento en cosmologías que permitían la cooperación y convivencia de grupos de tamaño que excedía el que se hubiera podido manejar con reglas de parentesco simple y horizontal. (1) Y no se trata de una interpretación que se aisle en el universo Moche, sino que Si vemos el manejo de la simbolización de identidades en las representación de cupisnique y chavín, y lo comparamos con el de las representaciones de tiawanaku y wari, resulta evidente que utilizan el mismo sistema básico de construcción por medio de diademas, cinturones y bastones representados tanto de frente como de perfil. […] Lo primero que es necesario observar es que los símbolos abstractos trascienden con mucha claridad los limites de estilos específicos, de forma que podemos reconocer en estilos de cultura diversas, la utilización de símbolos prácticamente idénticos.(2)

Así, en las interpretaciones Golte encuentra en las figuras […] una especie de interfaz, un plano de encuentro (tinku). Las oposiciones binarias están articuladas según el modelo de la generación humana, es decir, hay una dimensión masculina y otra femenina, y el espacio liminar entre las dos dimensiones, tinku, es interactivo y genera el futuro, de la misma manera en que la pareja humana engendra a sus hijos. La universalización de este principio de pares en la “simetría de espejo” permite la homologación en el modelo. Son percibidas como homologables las dimensiones temporales, espaciales y sociales opuestas relacionadas con los géneros y su encuentro (tinku). El espacio horizontal, y cada lugar en él, es una superficie de encuentro generativo. En él se topan el mundo de arriba con el mundo de abajo y el oriente con el poniente. De la misma forma, los espacios temporales básicos, el día y la noche, la época húmeda y la seca, tienen puntos de encuentro generativos. (3)
Vemos con mucha claridad símbolos comunes a todas las culturas que conformaron el horizonte civilizatorio andino. Chacanas, reciprocidad, complementariedad, relaciones binarias, mundos de arriba y abajo, culto a los muertos, identificación estrecha con las expresiones de la naturaleza, vasto universo sacro. Para quienes piensan que estos elementos nacieron con los quechuas cusqueños el libro le ayudará a rectificar tal criterio en provecho de una interpretación integral de lo que alguna vez fuimos. Los incas son la expresión más alta y final de un esplendor civilizatorio que aún guarda aspectos por descubrir. Y lo que es más importante, caminos que alumbren nuestro futuro.

Tardía lectura la mía, sin duda, pero de ninguna manera intrascendente. Observar los ceramios, acercarme a sus significados, maravillarme con expresiones pictóricas que podrían ser catalogadas como impresionistas o abstractas o cubistas, reconocer simbologías que se estudian solamente adosadas al pensamiento cusqueño, ha sido un largo viaje del que aún saboreo sus expresiones más notables.
(1) Pág. 419.
(2) Págs. 420-421
(3) Pág. 30.
Muy precisos juicios, felicitaciones Blog del Autor: http://www.gusfilosofar.blogspot.comEnlace: librosperuanos.com
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Poco difundido el texto de Golte, me parece. Como sabes, es un estudio muy prolongado en el tiempo y con exploraciones que son imprescindibles conocer para entender la densidad y variedad de contenidos que poseyó la civilización andina. Reparo que nuestros mejores especialistas en temas nacionales de esta índole son de procedencia extranjera: Rolena Adorno para Huamán Poma, es otro ejemplo; Urton para los quipus, y he hallado que Isabelle Tauzin en sus observaciones para Arguedas muestra una visión que no he observado entre nosotros. Gracias Gustavo por visitar mis opiniones, lo agradezco.
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