Hay errores de análisis en todos los espacios y sectores, pero son ejemplares los provenientes de líderes de las clases y culturas dominantes o de sus funcionales observadores a quienes reconocemos como portavoces de colectividades. Un factor que lo explica se halla en el aislamiento que los separa de las vicisitudes diarias, deseos o planes del pueblo llano. La aparente solidez de la estructura social edificada, es otra de las inexactas percepciones que explican las equivocadas evaluaciones. Las ineptas decisiones que parten de estos análisis hacen evidente la miopía que los apolilla y facilitan la labor de los opositores al sistema imperante.
Antes de citar los errados análisis de opinólogos sobre las recientes elecciones parlamentarias, veamos esta incapacidad en dos lideres de Estado en vísperas de ver fenecidas con rudeza sus épocas de dominio. El 14 de julio de 1789, día de la Toma de la Bastilla, suceso inicial de la revolución que liquidó el feudalismo en Francia, Luis XVI apuntó en su diario: Nada, en alusión al pobre resultado de la cacería de las horas previas. Tres años después fue guillotinado por el nuevo poder imperante. Otra muestra de similar incompetencia: el 26 de febrero de 1917 en la soledad de su habitación el Zar Nicolás escribió en su diario: Anoche jugué dominó. Afuera de ese recinto, se amotinaban los soldados de la Guardia Imperial y en las calles se extendía la huelga fabril que paralizó la capital rusa. Eran momentos previos a la llegada al poder de los bolcheviques. Días después el desinformado zar es obligado a firmar su abdicación en la modesta estación de Dno. El tren de la historia tomaba ruta distinta. Los bolcheviques, ignorados y extraños a sus ojos, dirigían su pluma. Dudo que supiera el significado de su acto de renuncia para la historia de la humanidad, murió ignorante de las causas que desarraigaron un régimen de cuatrocientos años de historia.
Dos cegueras ejemplares devienen ahora en sucesos síntesis de los giros imprevistos en la historia universal. Podemos hallar ejemplos similares detrás de todo evento político transformador que descompone y remueve décadas o siglos de humanidad.
Respetando contextos y significados, observamos en nuestra patria un clima semejante cuando leemos análisis y editoriales periodísticos, sesudas opiniones de prestigiosas plumas nacionales al analizar los resultados de las elecciones parlamentarias del 26 de enero reciente. Expresan un grave desconocimiento del país y la sociedad que analizan y no es aventurado asegurar que seguirán invariablemente despistados hasta que el régimen político, constante en su esencia desde San Martín y Bolívar, se termine descomponiendo para ser reemplazado por un régimen distinto y que constituya un hito mas en la construcción de un nuevo horizonte cultural.
Recomendamos visitar el rosario de desaciertos en los enlaces siguientes: https://larepublica.pe/politica/2020/02/03/maruja-barrig-nostalgias-izquierdosas/; https://larepublica.pe/politica/2020/02/02/salto-disruptivo-pero-suelo-parejo-juan-carlos-tafur-pie-derecho/; https://larepublica.pe/politica/2020/02/04/nelson-manrique-miedos-e-incertidumbres/; https://larepublica.pe/politica/2020/02/02/la-fractalizacion-del-mapa-politico-marco-sifuentes-calumnia-dominical/; https://larepublica.pe/politica/2020/02/06/tesis-sobre-el-26-de-enero-sinesio-lopez-el-zorro-de-abajo/; https://larepublica.pe/politica/2020/02/06/el-indulto-editorial/.
Los articulistas son personas conocidas por ser parte de la progresía intelectual, muchos de ellos han construido su formación en las canteras del materialismo histórico o dialéctico, por tanto usuarios del estanco de herramientas científicas. En lenguaje más comprensible: son los caviares convertidos ahora en la materia gris y funcionales a la formación social que el poder defiende. De diversas formas son herederos de J.C. Mariátegui, pero no de su aventura rupturista, menos de su elan transformador y sí de sus desaciertos teóricos, causa importante de la desestructuración y atraso ideológico y organizativo de los herederos de la gran civilización que alimenta el Perú invertebrado de hoy. Precisamente, de esa savia nutricia se componen los resultados electorales que comentamos. Una propicia digresión: Hugo Neira, quizá el pensador más heterodoxo del espacio criollo, menciona que: En el Perú a la larga todo se convierte en rito religioso, funerario. Mariátegui como Arguedas, como Riva-Agüero, no tienen discípulos o sociedades de estudio. Lo que tienen son panacas […] ¿Pensamiento crítico? Es más fácil contradecir en nuestras universidades a Kant o Hegel que contradecir una de esas mortajas vivientes (1).
No se citan otras fuentes de análisis porque provienen de la misma simiente que llamó cuatreros y abigeos a los insurgentes de Chaupimayu . No han variado su interpretación del país. Discurren sobre los mismos tópicos que los anteriores comentaristas pero con mayor impudicia e ignorancia. Me refiero a los sectores que heredaron la visión de los Riva Agüero, Víctor Andrés Belaunde o Francisco García Calderón; sin el brillo ni agudeza de estos. Un ejemplo es suficiente: https://peru21.pe/opinion/anarquia-dios-y-el-papa-francisco-noticia/
Si se han tomado el trabajo de leer los artículos citados, verán que ninguno de ellos, ninguno es un adjetivo correcto para este caso, es capaz de observar el rostro que habita detrás de las cifras; menos se fijan en el tono de su piel, en el habla que utilizan o en las tradiciones culturales que conservan. Lo que ocurre es que el discurso homogeneizador y monocultural de Occidente es muy poderoso. ha contagiado de sus principios excluyentes a todos los tributarios de la cultura dominante y también a sus oponentes cómplices. Uno de los argumentos más usados y sentidos es que los expropiados, los vencidos, indios ignorantes e incivilizados, jamás tendrán el derecho de poseer representación política y menos ideas de sociedad o nación. Por siglos considerados sujetos de segunda o tercera clase, útiles como mano de obra barata o como carne de cañón de los ejércitos siempre vencidos; en esta óptica no hay razón alguna para que ahora se les reconozca ubicación distinta en el escenario social y político. Con estos cartabones analizan las cifras y la representación congresal obtenida por UPP y el FREPAP.
Análisis cuantitativo
Esta perspectiva de análisis desconoce que el Perú es territorio de vida de Garcilaso Chimpu Occllo, de Waman Puma, de Juan Santa Cruz Pachacuti, de José María Arguedas, Gamaliel Churata y de Ezequiel Urviola, y otros. Para ellos, el Perú es un país desconocido.
Una manera de conocerlo es acercarse a indicadores demográficos. Si antes de emitir opinión hubieran interpretado los resultados del Censo de población de 1917 les hubiera ido mejor. No distinto, pero sí mejor.
Veamos las cifras generales de aquel proceso censal:
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Auto identificación étnica | Porcentaje | |
Mestizo | 60.2 % | |
Quechua | 22.3 % | |
Blanco | 5.9 % | |
Afrodescendiente | 3.6 % | |
Aimara | 2.4 % | |
Otro | 5.6 |
Inferir ideas de estas cifras fundamenta opinión. Una pregunta previa es pertinente: ¿puede calificarse a la auto identificación étnica como ejercicio diletante, resultado de emociones pasajeras, o se trata de una definición de identidad que compromete el pasado presente y futuro del declarante? Nadie se identifica quechua o aimara o ashaninka en el Perú ignorando la carga peyorativa que este vocablo tiene. Se trata de la más elevada forma de entender el contenido cultural de nuestra humanidad. Es el reconocimiento de la vertiente cultural y étnica de nuestros padres y ancestros y, junto a este juicio, proyectar el destino que deseamos para nuestra identidad. Bueno pues, cerca de siete millones y medio de peruanos se han declarado herederos directos de las culturas quechua y aimara que, en el Perú oficial, existe solo en el pasado, y no en los intersticios profundos que algunos despistados llaman peruanidad.
Pregunta siguiente: ¿quién o quiénes representan políticamente a este voluminoso sector de población?, ¿aquél que no está dispuesto a compartir un chicharrón callejero con el pueblo o la señora de los tapers y los turbios enredos económicos o quizá el personaje que conjuga propiedad de universidades y representación política? Preguntamos también si esa representación debe estar en manos de los herederos de una antigua e izquierdista radicalidad que ha llevado a valiosas generaciones de peruanos a luchar por Marx, Lenin o Mariátegui por encima de los intereses y realidades que emergen de nuestra milenaria antigüedad. Hay que subrayarlo: forman parte de una colectividad que en cien años no han edificado nada permanente y que ahora continúan despreciando y ninguneando toda creación que emerge de las entrañas de ese país antiguo, monitoreados como están del colonialismo mental que los recubre y los hace parte de los beneficios del sistema de dominación que dicen combatir. Quebrar la colonialidad del poder esgrimen, repitiendo lo dicho por aquél que denigró a José María Arguedas actuando como agente de la colonialidad. Son estos dirigentes y sus precarios partidos políticos, que no han sido capaces de articular a ninguna columna indígena en sus aventuras militares y que ahora siguen reclutando a sus cuadros dirigenciales en urbes miraflorinas; son los más diligentes en desconocer el significado de la insurgencia de nuevos estamentos en la política nacional.

Estos nuevos estamentos no han buscado liderazgos en espacios ajenos, esta vez han asumido su propia representación. No hablan por otros, sí por ellos mismos. Razón que seguramente explica las broncas definiciones que escuchamos de ellos y también las discrepancias entre sus voces. Son muestras de la diversidad que constituye nuestra realidad cultural y socioeconómica. Múltiples voces, variadas opiniones.
Si continuamos con el análisis de las cifras veremos que si sumamos a quechuas, aimaras, afrodescendientes y otros (niseis, indígenas de la selva) la cifra suma 33.9% que equivalen a una población de diez millones de habitantes. El caso del estamento definido como criollo merece una evaluación en varios niveles. Si esos dieciocho millones de peruanos constituyen la columna vertebral de una patria mestiza, por definición teórica sector estabilizador e integrador, entonces ¿por qué tanto desorden social, tanta intranquilidad política, por qué la debilidad de la convivencia social? Otro rubro de análisis: ¿cuántos de esos mestizos reconocen su ancestro nacional como elemento vertebrador de su ser social y cuántos se anclan en la cultura blanca occidental? Aventurado emitir conclusiones, pero si podemos especular con razón que una gran mayoría de ellos afirma su identidad hermanada con la realidad nativa. Si alguien afirma que constituyen la solida formación que fundamenta una nacionalidad mestiza entonces respondemos ¿por qué sus opciones políticas no pasan por las agrupaciones que dicen representar al país mestizo? El centenario y tradicional partido, que no ha instalado en el Congreso a ningún representante, debería haber sido receptor de la opinión política de este gran conglomerado poblacional.
Primera vez
Estas elecciones señalan una frontera inédita que es necesario recalcar. Es la primera vez que contingentes andinos ingresan al Congreso sin usar intermediarios. Sí, desde Tupac Amaru nunca se ha tenido en el Perú organización política que emerja desde las entrañas del pueblo sometido, ninguneado. Veamos sus biografías y sus perfiles sociales y étnicos tanto como las plataformas políticas que ostentan y veremos que son expresión de esa realidad: cierto que exóticos para la opinión publica y los opinólogos pero no advenedizos. No, en absoluto, provienen de la noche de los tiempos. Están entroncados con los Incas de Vilcabamba, con las rebeliones del Taky Oncoy, la insurgencia de Tupac Amaru y de Juan San Santos Atahualpa, Atusparia, Bustamante, Rumi Maqui. Se expresaron en Locumba y Andahuaylas. Ese es el calibre de esta presencia. El FREPAP se inscribe en este análisis, con variables particulares. Se trata de la primera iglesia nacional con una composición étnica y cultural aún más exclusiva que la existente en UPP. Tienen, sin embargo su propio programa y particulares limitaciones. Merece un analisis independiente.
¿Qué hacer en los próximos meses? Primer tema: mirarnos en el espejo de otras experiencias. En Bolivia se priorizó la conquista del poder y no su construcción. Vemos los resultados a la vista. También se priorizó la alianza con los sectores criollos radicales personificados en la figura del marxista García Lineras. Es necesario evitar estos dos caminos. Observemos también el desarrollo político de los Zapatistas en México. Es el primer proceso de construcción y restructuración de una sociedad ancestral que no enarbola en su agenda la mítica toma del poder. Están allí, fuertes e integrados, desde 1994. Sería conveniente ver desde sus bases esta experiencia. Ellos han desarrollado una extraordinaria forma de entender el ejercicio de la representatividad política que emana de una tradición milenaria de ejercicio del poder en el continente Pachamama y que se sintetizan en los puntos siguientes: Obedecer y no mandar, el pueblo revoca al mandatario que no cumpla con su función a cabalidad. El que manda, obedece la voluntad del pueblo. Tiene otra forma de expresarse: mandar obedeciendo. Representar y no suplantar, los representantes son elegidos de forma rotativa, aun cuando no persigan el cargo no es visto como una imposición, sino como un servicio a la comunidad. Bajar y no subir, el poder proviene del pueblo, hay que ir a buscarlo en la base de la pirámide social, cualquier trabajo es igual de importante que un cargo público. Servir y no servirse, cualquier actividad requiere de una acción solidaria y desinteresada. Servir a la comunidad no es un trámite burocrático ni un trabajo remunerado, se trata de un compromiso con sus semejantes. Convencer y no vencer, principio fundamental para la creación de un nuevo mundo, la nueva política se hace a través del convencimiento, no de la decisión de unos cuantos. La construcción de un mundo nuevo no tiene cartilla de instrucciones. Construir y no destruir, conservar los avances logrados por las luchas que nos precedieron. Proponer y no imponer, la imposición es de efectos siempre transitorios, lo perenne es la asunción consciente de ideas y acciones.
Recuperarse de una derrota política requiere a veces décadas. No desperdiciemos el momento.

(1) Hugo Neira. El mundo mesoamericano y el mundo andino. Universidad Ricardo Palma. Lima, 2016. Pág. 103.
Bien Hugo. Necesaria y oportuna aclaración sobre la situación de coyuntura electoral y política del país. Lineamientos reflexivos y de auto-critica que deberíamos tener en cuenta todos los que de alguna manera nos involucramos en las luchas diarias por por un nuevo amanecer en esta nuestra patria que nos vio nacer.
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