Mirada andina del marxismo

Introducción


Estas reflexiones discurren en torno a tres preocupaciones:
• ¿Ha declinado el marxismo, orienta ahora el destino de los pueblos?
• ¿Cómo se ha relacionado el marxismo con el pensamiento andino?
• ¿Cuál es el legado del marxismo?
• ¿Cuáles son, desde el pensamiento andino, los caminos de entendimiento con el marxismo?


Marx no profesó la teoría del conocimiento que él mismo formuló, no hizo él mismo un culto de la “ciencia” que edificó. No fue marxista de la manera como sí lo fueron numerosos seguidores que edificaron la doctrina como fe y conocimiento científico. Lo que Marx en particular aportó al conocimiento la hallamos en su crítica del capitalismo y en un esbozo bastante general de lo que sería una sociedad socialista. Estas ideas fueron convertidas en dogmas por muchos de sus seguidores. Formuló ideas acerca de la superación del capitalismo, es cierto, pero no recetas “científicas” para lograrlo.


Los continuadores contemporáneos son ahora identificados con un prefijo o sufijo que los distingue: neo marxistas; marxistas heterodoxos; marxistas no tradicionales; post marxistas, etc. Los planteamientos de estos pensadores están tomando distancia de sus fuentes originarias. La renovación de este pensamiento tendrá que motivar un giro transformador de sus postulados básicos, al punto que auguro un tiempo en el que no serán visibles las semejanzas que los vinculen con sus raíces. Se trata, considero, de una real deconstrucción. Subrayo, si se produce su renacimiento del marxismo, exigirá una reinterpretación radical de sus principios teóricos. La teoría que moldeó a la Unión Soviética de Lenin, la China de Mao, la Cuba de Castro, ha sido derrotado por la realidad. La doctrina que se atrevió a contrastar sus postulados con la vida misma no salió bien librada de ese desafío. Sin embargo, hay algo paradójico: las razones por las que insurgió siguen vigentes, el hambre cunde en el mundo, las desigualdades se ensanchan, la naturaleza padece el acecho de los depredadores capitalistas, los pueblos y naciones indígenas siguen siendo despojadas de territorios, el modelo civilizatorio provoca pandemias que ponen en riesgo la supervivencia de las especies. Y hay que subrayarlo: la extinción del marxismo como referente político no está acompañada de la declinación de muchos de sus hallazgos teóricos. La sociología marxista sigue vigente y nos serán útiles mientras el capitalismo domine el mundo.

Declinación

Una de las mayores muestras de la declinación del marxismo lo observamos desde hace poco más de medio siglo en el desarrollo de las revueltas del Mayo francés de 1968. Aquí los dirigentes de entonces, teóricos, estudiantes y obreros, recusaron todas las fortalezas del marxismo: partido único, Estado proletario, sindicatos, y arremetieron contra los centros de enseñanza donde primaba una interpretación de la sociedad orientada por el marxismo. La radical recusación al capitalismo e imperialismo que forjó esta rebelión, no se sustentó en el pensamiento marxista; no fue para instaurar la dictadura del proletariado ni la socialización de los medios de producción. La sociedad teorizada por el marxismo estuvo lejos de la mente de los protagonistas de aquella gesta libertaria. Fue la primera clara e inequívoca señal de agotamiento del marxismo. No es casual que los tanques y tropas rusas invadieron Checoslovaquia meses después de las revueltas parisinas. Las armas de la razón que no se impusieron en la mente de los radicales de Mayo, se impusieron con la razón de las armas en el país que vio nacer a Kafka y que, en esencia, solicitaban lo mismo que los estudiantes franceses: democratización de la sociedad.


Desde ese momento hasta el asalto del pueblo al Muro de Berlín en 1989 transcurrieron veintiún años; punto final de los proyectos socialistas en la Europa del Este y el reacomodo de los “socialismos” sobrevivientes en otras partes del mundo, y que pasaron a convertirse en particulares formas de capitalismos de Estado. Observamos en esas colectividades una particular mezcla de circulación de mercancías y distribución capitalista de los ingresos junto a Estados de supervisado control de la población. Son formaciones sociales claramente incompatibles con las teorizaciones del materialismo histórico y dialéctico emanado de la mente de sus pensadores.

Críticas al marxismo


Se distinguen tres espacios de crítica al marxismo: desde su propio campo; desde el capitalismo y, desde la cultura, desde nuestro pensamiento ancestral, como en esta oportunidad.


En el campo marxista, reducidos cenáculos, pequeños núcleos desarrollan pensamiento que aún no se condensa en una alternativa que atice la imaginación de la juventud. Cito a algunos de estos teóricos: Edgar Morin, francés, empeñado en desarrollar ideas acerca del pluralismo. John Rawls, norteamericano, sus reflexiones acerca de la justicia son leídas con atención. El alemán Jürgen Habermas, con apreciaciones del lugar público y la comunicación y con preocupaciones en diseñar vínculos sociales racionales y democráticos. Ernesto Laclau, argentino, y Chantal Mouffe, belga, inspiradores del desarrollo político de Podemos en España, cuestionan el determinismo económico marxista y la noción de lucha de clases como antagonismo crucial en la sociedad y abogan por la creación de una democracia que llaman radical. Hay aquí preocupación por superar el determinismo en la interpretación de la materia la naturaleza y la sociedad. Son llamativas las apreciaciones hechas por marxistas no tradicionales de origen occidental: Juan Duchesne, Moishe Postone, Kojin Karatani, empeñados en diseñar una “alianza especulativa entre el marxismo no tradicional y la praxis animista, […] de una asociación entre prácticas teóricas potencialmente complementarias, si bien muy diferentes en sus trayectorias.” Nada menos.
Considero que en todos estos desarrollos se cuestiona la afirmación de que el capitalismo procrea socialismo de modo natural y determinista.


Desde el capitalismo la crítica agrupa una extensa red que junta nombres apreciados por los medios con teóricos que podríamos llamar serios. Se cuenta a Francis Fukuyama y a Friedrich Hayek, Ludwig von Mises; Karl Popper, Raymond Aron; Milton Friedman. Recomiendo acercarse a la crítica de Popper por la argumentación que vincula a Platón y Aristóteles con el pensamiento marxista e interpreta el lineal camino hacia el totalitarismo iniciado en la Atenas socrática.


Desde el pensamiento ancestral no se ha elaborado una sistemática crítica al marxismo. Una de las razones proviene de la vocación primaria de sus teóricos desvinculada de la crítica y sí apegada a la sabiduría. Esta realidad hace que sea extenso el tiempo dedicado al rescate de lo antiguo. Hemos estado ocupados en conservar los vestigios del pasado y en defendernos, en esclarecer mentes retrogradas y colonizadas. Es ausencia que se está corrigiendo. Los siguientes párrafos son motivadas por ideas ancestrales y no coludidas con los elementos devastadores del capitalismo.

Criticas del marxismo al pensamiento ancestral


Como se ha señalado no son frondosas las críticas al marxismo como si lo son la marginalidad a la que se ha sometido al pensamiento ancestral por parte del marxismo. Nutridos textos contienen estas ideas. El término pachamamismo, por ejemplo, proviene de esa cantera, por no citar soterrados o visibles desaciertos del pensamiento mariateguista como es declarar que “El problema del indio” es un tema a solucionar en el país.
Al marxismo, por su afán homogeneizador, no le agradan los indígenas; le fastidian los ritos, la fraternidad, la comuna que no deslinda entre dos líneas; le incomodan “las costumbres incivilizadas y primitivas”; no les agrada la utopía arcaica; dicho en sentido figurado: nos aceptan con una palmadita en la espalda. Este contexto, construido en torno a la idea de la dictadura del proletariado y la alianza obrero-campesina, ha luchado sin descanso por convertir a los indígenas en campesinos, desarticular raíces étnicas y vestirnos como clase social. Flanqueados por las tradiciones occidentales del uno indivisible, los marxistas no poseen ni teoría ni condiciones personales para establecer lazos organizativos, fraternales, con el mundo indígena. En consecuencia, para los marxistas les permite llenar de palabras sus políticas sectoriales; somos un sector de la sociedad que tenemos que ser atendidos por políticas asistenciales de protección y discriminación positiva, titulación, asistencia médica adornada con prácticas ancestrales y educación bilingüe, insustancial e ineficaz defensa de territorios y consultas populares.


La izquierda marxista se ha coludido o se ha convertido en involuntario furgón de cola del sistema establecido, que desea: sustituir a las poblaciones ancestrales como sujetos de la historia, neutralizar voluntades políticas autónomas, remover todo para que nada sea removido de verdad. Otorgar leyes protectoras y benefactoras, hacernos clientes políticos subordinados convirtiéndonos en adornos simbólicos. Una manera distinta de cumplir la función de muy modernos pongos, pongos culturales listos para cumplir un rol en el falso e inequitativo escenario de la pacífica convivencia de culturas.


En esta nunca cuestionada teoría de la alianza obrero-campesina, los indígenas son un estorbo. Al leer sus manuales los marxistas se encontraron con una dificultad: se dieron cuenta de que estaban rodeados de indígenas y no de campesinos. ¿qué hacer, modificar la teoría o modificar a los indígenas? Pues ni dudarlo, más fácil era modificar a los humanos: obedecer al manual: transformemos al indígena en campesino. No se percataron o no les importó darse cuenta que esta decisión los hermanaba con los sectores más reaccionarios de nuestra patria. Si el manual indicaba que la alianza era con campesinos pues había que solucionar el problema del indio y así unificar la hoz y el martillo. Ahora no es difícil comprobar que, en la tan pregonada alianza, el martillo siempre subordinó a la hoz. Y no solo en el Perú. Nunca un campesino ha ejercido la conducción de la alianza. Tienen, como decía Mariátegui, el aburguesamiento del campesinado. Esta es la visión y concepción que explica cómo la violencia reciente asesinó a hermanos en las serranías quechuas y selva nuestra. Las dos fuerzas en conflicto tenían la misma consigna formulada desde distintas vertientes: eliminar al indígena por ser incapaz de entender que debía abandonar su indigeneidad por la campesinización y recitar los mandatos de todas la espadas del mundo. El otro sector aniquilaba indígenas por ser potenciales enemigos de la estabilidad occidental. Si pues, para ambos, el problema era eliminar el problema del indio. Peligro por todos los lados. La consigna era “batir” el campo, era arrasar el campo de probables enemigos como si aquí residiera el enemigo principal. Larga persistencia en la historia nacional.


Veamos dos ejemplos que nos permiten observar la intensa e irracional crítica del marxismo al pensamiento ancestral.


He formulado un libro donde resumo mis críticas al pensamiento Mariateguista. Invito a consultarlo. Ahora reproduzco ideas que son posteriores, pero resumen con claridad la línea de pensamiento del distinguido ensayista peruano. Son sus aprovechados discípulos. Se trata de dos marxistas connotados: César Lévano y Miguel Gutiérrez.


César Lévano señala: “Arguedas era un hombre complejo y atormentado, lleno de recelos, temores −y vacilaciones. Hay que decirlo firmemente: su conducta cívica fue contradictoria. Esto sobre todo en política. No es que seamos demasiado exigente con los artistas, −esos seres especiales, que decía Marx. Pero el hecho es que se juzga a un hombre que también actuó, aunque en forma esporádica y zigzagueante, en política. […] Los Arguedas de mañana hablarán de la tragedia y el heroísmo del pueblo, ya no entre las altas cumbres y los abismos cósmicos, sino en el socavón o el tajo abierto de los minerales, probablemente en la jungla de concreto y plexiglás, en el inmenso desierto de la alienación capitalista. […] Lo adivinábamos. El buceador de mitos antiguos no tenía ningún ensueño nuevo para sustentar la vida. La creencia en el socialismo era en él una buena esperanza; pero no una convicción, una razón para pelear y vivir. Este hombre, que fue despertado por los ecos de la Revolución Rusa, que debió su aurora de conciencia a Mariátegui, a Vallejo, estaba demasiado lejos ya de las fuentes de su juventud. […] Era demasiado “indio” para aceptar del todo las palabras que Carlos Marx colocó en el Manifiesto Comunista: “La producción intelectual de cada nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan cada día más imposibles; de las numerosas literaturas se forma una literatura universal”


Veamos las ideas de Miguel Gutiérrez.


“La poética que rige a Todas las sangres es la poética tradicional, aristotélica. Como en la tragedia friega, todas las sangres comienza con una maldición y concluye con escenas de violencia y catástrofe que arrastran indistintamente a individuos, grupos y al mismo pueblo donde tuvo lugar la maldición. […] La ideología de Rendon Willka no es la ideología populista pues esta (por lo memos su ala democrática) postula, según Lenin, la liquidación de la feudalidad aunque negando la alianza y la hegemonía del proletariado. Su actitud frente a los obreros y el comunismo no es de independencia ideológica y política, sino de una contenida hostilidad, expresión de un sentimiento antiproletario. Su ideología es objetivamente reaccionaria, antihistórica, cerrada a un futuro real y concreto. Rendón Willka, sin embargo, no tiene conciencia de su fundamental antirrevolucionarismo y esta falsa conciencia sobre el sentido real de su acción le permite asumir su autosacrificio heroicamente.«

Críticas a las razones marxistas


Uno. El marxismo es expresión de la etapa final del pensamiento inaugurado por Isaac Newton en el siglo XVII. La mecánica newtoniana, ordenada por leyes físicas que poseen ecuaciones que la interpretan, está en la configuración básica del pensamiento marxista. La realidad explicada por Isaac Newton, estructurada en torno a causas verificables y efectos cuantificables, ha sido reemplazada por la física de la relatividad y cuántica, donde las causas no son mecánicamente verificables y los efectos tampoco; por lo menos no mecánicamente.


Observemos que, entre el hallazgo de las leyes de la gravitación universal y los primeros escritos de Marx hay ciento cuarenta y ocho años de distancia ─de 1687 a 1835─ comparables con los ciento veintidós años de vigencia que tiene la física cuántica. Recordemos que la primera revolución rusa de 1905 coincide con la formulación de la aparición de la Teoría de la relatividad especial de Einstein, y la revolución bolchevique de 1917 coincide con la publicación de la Teoría de la relatividad general. Una afirmación: así como no era posible hacer filosofía sin las orientaciones de las leyes de la mecánica clásica, no es posible ignorar la física cuántica si se quiere hacer filosofía ahora. La interpretación del mundo a través de causalidades deterministas ha fenecido.


Expliquemos esta vinculación. La física newtoniana genera un largo proceso de edificación del pensamiento denominado científico; reordenó un mundo que aún se regía aun por consideraciones aristotélicas. Isaac Newton instala formulas y procedimientos ordenados para ejecutar experimentos repetibles en el laboratorio. Aporta explicaciones y fórmulas para una realidad estática y de limitada velocidad. Es una realidad explicada por causas y efectos claramente distinguibles en un mundo encerrado en fórmulas, de tiempo estático. Marx vive la última etapa de este desarrollo. Se trataba de un espacio de lógica helénica que no admite proposiciones ajenas al principio de identidad, de no contradicción y del tercio excluido. Es un mundo de causas y de efectos precisamente determinados. En el espacio social esta realidad se concreta en la siguiente relación: causa: burguesía explotadora, consecuencia: dictadura del proletariado.
Bueno, este mundo ha fenecido. El previsible mundo newtoniano, en el que el futuro podía ser avisorado, no existe. con la teoría cuántica pone la probabilidad en el centro de la evolución de las cosas. El conocimiento que afirmaba que la base material y el criterio objetivo de la cognoscibilidad del mundo ha terminado. Hoy, la física cuántica ha derribado el conocimiento objetivo de la materia. Preciso, remarco: ha concluido una manera científica de conocer el mundo y de cualquier modo de interpretarlo científicamente. Es evidente que no han terminado las injusticias ni las desigualdades. Estas se han profundizado, pero el análisis de este mundo desigual y sus propuestas de solución hay que hacerlas de otro modo. Y en este terreno el pensamiento ancestral está más cerca de la “modernidad” que ningún otro pensamiento. Lo veremos.


Dos. El marxismo es uno de los múltiples rostros del capitalismo. Emerge de sus tradiciones helénicas, judeo cristianas. Se erige sobre el agotamiento de esta civilización. Calca su desarrollismo; copia su indiferencia por la naturaleza; remeda su desdén por los grupos étnicos y sus derechos; desestima los intereses individuales, y los somete al colectivo desconociendo que la comunidad es la suma de individuos y expresión de decisiones personales que se conjugan colectivamente.
No conocemos sociedad que haya superado la pobreza y la explotación usando la teoría y la práctica del desarrollo y progreso y la explotación intensiva de la naturaleza. Mientras el excedente social se privatiza y la escasez se convierte en un argumento de control político que asegura la privatización de la riqueza social y la destrucción de la naturaleza. cuando esta realidad es alterada por las políticas marxistas, no se observa variaciones excepto en la redistribución del excedente social.


El capitalismo, a diferencia de lo que sostiene la mayoría de teóricos liberales, no puede modificarse hacia su perfeccionamiento para evitar la inequidad que es lo que se podría llamar capitalismo con rostro humano o, en palabras más aceptables, capitalismo verde o desarrollo sustentable. Este es imposible dentro del marco de una economía de mercado apoyada en la alianza incondicional entre el productivismo y capitalismo, en la creencia en una expansión económica infinita, en la lógica de acumulación ilimitada, de despilfarro de recursos, de consumo ostentoso y de destrucción acelerada del medio ambiente. Cuando esta realidad vira hacia un capitalismo de Estado, se mantienen los parámetros fundamentales.


Tres. La posibilidad de construir un mundo racional, de base instrumental y formular una historia de la humanidad entendida teleológicamente, es inviable. La realidad cognoscible, fundamento de la teoría marxista ha sido cuestionada desde sus cimientos. La racionalidad occidental no es ya un instrumento de análisis confiable de la realidad material y social.


La teleología intenta explicar la interconexión universal, la regularidad de todos los fenómenos de la naturaleza. El primer sistema teleológico consecuente se debe a Aristóteles, quien consideraba que cada cosa tiene su predestinación, lleva en sí un principio activo que presupone un fin, porta consigo un alma, una entelequia, y, al mismo tiempo, todos los fines de la naturaleza se hallan subordinados a un fin superior. Esta idea fundamental de la teleología aristotélica se conserva en las teorías de Tomás de Aquino, de Leibniz, de Hegel, Marx y Heidegger.


La racionalidad bíblica esta continuada en la racionalidad marxista. Veamos sino cómo el Taylorismo fue reemplazado por el Estajonivismo en los procesos productivos.


Cuatro. La interpretación pitagórica del mundo, matemática y cuantificable, acompañada de disociar el continente y contenido; al todo de sus partes; al ser humano, de la naturaleza, al ser de la colectividad. Es una realidad teórica muy distinta a la formulada por el pensamiento ancestral, andino. Es una de las razones por las que esta doctrina no fue asumida por el pueblo indígena nuestro. Si observamos más allá de nuestras fronteras vemos que tampoco se extendió en sociedades antiguas como la Hindú. En China, sociedad ancestral, ingresó transformado por el maoísmo. No hallamos una sola experiencia en el que la acción política radical desde el marxismo, y se señala a las manifestaciones armadas, sobre todo, no tuvieron el acompañamiento del pueblo indígena. Una experiencia singular fue conducida por Hugo Blanco en La convención, Cusco. Allí fue decisiva la acción personal del líder que, siendo trotskista supo calibrar al Perú ancestral.


Cinco. La dialéctica materialista que Marx recoge de Hegel, elemento básico del pensamiento marxista, que se sustenta en interpretar los fenómenos materiales a través de un proceso de tesis, antítesis y síntesis es desmentido por el comportamiento de la materia. La dialéctica, el estudio de la contradicción, elemento fundamental de la filosofía marxista, no se acomoda a la nueva realidad estudiada de la materia. La unidad de la que parte la dialéctica es incompatible con la dualidad y complementariedad del mundo andino ancestral. Es la oposición del uno sobre el dos andino. La materia macroscópica como la subatómica tienen un comportamiento que se acomoda a la visión de complementariedad y reciprocidad, del pensamiento nuestro. Los “saltos” de la materia subatómica no se ejecutan para destruir la materia preexistente sino para adquirir una nueva realidad dual, complementaria, y así sucesivamente. La dualidad-paridad, interpreta mejor el comportamiento de la materia. Observamos que el mundo ancestral, su pensamiento y concepción de la naturaleza como elemento vivo y de complementariedades está íntimamente ligado al mundo cuántico. Es necesario llevar estas ideas a la edificación de sociedades que recuperen el sentido de suma y complementariedad que edificó la sociedad andina ancestral.


Seis. El animismo, elemento consustancial al pensamiento andino, es incompatible con el pensamiento marxista.

¿Qué es útil del marxismo?


Permanece como instrumentos de análisis la sociología marxista y aspectos de su filosofía. Los instrumentos y medios para analizar e interpretar una realidad. Son medios potentes y la sociedad está marcada por la terminología marxista. Cuando hablamos de relaciones de producción, propiedad de los medios de producción, contradicciones, clases sociales, toma del poder, hegemonía, lucha entre dos líneas, oprimidos y opresores, burguesía, plusvalía, valor de cambio, valor de uso, centralismo democrático, ser en sí y ser para sí, alienación, etc, estamos usando el lenguaje marxista.


Uno. El marxismo tuvo una contribución decisiva en el horizonte político y social del desarrollo humano. Edificó caminos políticos de realización objetivo y concreto para la transformación de la realidad social. Hizo posible pensar que, si los desposeídos del mundo se organizan, una sociedad igualitaria era posible. Las ciudades del Sol, las ciudades Utopía, eran posibles de alcanzarlas si los marginales se organizan. Hizo pensar que era realizable un lugar en el que todos tengamos la posibilidad de adquirir estatura humana. Aquí señalo una expresión de Rosa Luxemburgo, marxista alemana, asesinada en la lucha política, que expresa una verdad útil hasta ahora, si la usamos bajo la óptica ancestral. Mi lucha, decía ella, “Es por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”. Nos acompaña esta aseveración si deslindamos con su contenido individual. El ser comunal tiene que ser un ser libre. También recupero el pensamiento de Antonio Gramsci respecto a sus conceptos del bloque histórico, guerra de posiciones, voluntad colectiva, hegemonía, liderazgo intelectual y moral. No es suficiente conquistar el gobierno si no se tiene el poder para sostenerlo.
La actividad política ha sido transformada por el marxismo. La organización de los partidos políticos tienen, en mayor o menor medida, una deuda con los sistemas organizativos marxistas. Las concepciones de la militancia, su estructura organizativa, la forma en que se crean y usan sus bases ideológicas están influidas por la práctica de los partidos marxistas.


Dos. El análisis y crítica de la sociedad capitalista es vigente. Nos ha mostrado la entraña del capitalismo, la recurrencia de las crisis económicas, el sentido de la propiedad privada, la distribución de los excedentes, la razón del ser del Estado y de sus mecanismos de coerción. La estructura de los monopolios, el sentido de la globalización de la producción, los mecanismos de la concentración del capital, su crítica a la religión, el concepto de alienación.

Ideas políticas del pensamientos ancestral


Considero importante señalar que el pensamiento ancestral establece unidad en la diferencia, está en su naturaleza y composición primigenia. Nuestra concepción de sociedad desarrolla el concepto paritario, complementario.


Una muestra de la realidad que se describe: la civilización andina uso estos criterios de paridad y complementariedad para considerar que podía establecer relaciones de paridad y complementariedad con Pizarro y los invasores españoles. Se equivocaron de medio a medio. No se percataron que la armonía era imposible. Procedían de dos formas civilizatorias excluyentes. La esencia de Occidente es mantener el uno como base de su realidad civilizatoria: un solo dios, una sola religión, un solo idioma, una sola organización social. Fue imposible El marxismo bebe de esa fuente. Partido único, comité central, dictadura del proletariado.


Pero, alentados por nuestra capacidad de dialogo y complementariedad podemos decir que sí es posible niveles de entendimiento, si acudimos a las consideraciones siguientes:


Uno. Estamos en el propósito de construir un proyecto civilizatorio distinto, que sustituya el sistema civilizatorio occidental, que se asiente en el Buen Vivir, Sumak Kausay, que no implica alcanzar altos niveles de productividad ni la uniformización de los procesos productivos, sean agrícolas o industriales.
Es una visión que implica instalar a los hermanos ancestrales a la cabeza de las luchas del pueblo, transformar el tiempo que le dedican a las reivindicaciones sociales parciales orientándolos a la construcción de poder político real y alternativo. No somos sujetos subalternos y folclóricos, somo sujetos políticos, constructores de nuestro propio destino.
No nos satisface solamente rehacer el seguro social o reestructurar los fondos de pensiones ni tan solo modificar la constitución; estamos por edificar un nuevo horizonte civilizatorio que sustituya este impuesto por la sangre y las cadenas.


Propugnamos una sociedad donde se impongan los criterios de complementariedad, correspondencia, relacionalidad, reciprocidad, afectividad y espiritualidad, ciclicidad del tiempo y comunitarismo.
Dos. Formulamos un nuevo paradigma en torno a quién es el sujeto del cambio. Consideramos que es el sujeto de origen ancestral y sus herederos como también aquellos que se adhieran a este espacio de identidad. No ignoramos ni desconocemos otra dimensión de identidad, incluso clasista. De ser así deberá conjugar su ubicación de clase con su identidad cultural, haciendo que prime esta última.


Tres. Nuestros saberes se fundan en nuestra propia realidad, en nuestra propia filosofía. Tomamos conocimientos de otras latitudes si son necesarias y convenientes, pero siempre manteniendo nuestras raíces y tallo. Por tanto no postulamos un socialismo andino ni reconocemos el comunismo incaico como parte de nuestro proyecto social, político y económico, ni a ningún otro referente ajeno a nuestras bases nacionales.
Cuatro. Consideramos que no es obsoleto el diálogo político a través de los partidos, movimientos y organizaciones. Sin embargo, para nosotros es muy claro que el tipo de organización política que se impulse prefigura la sociedad que se desea construir.
Nosotros establecemos las siguientes premisas en la acción social y política: mandar obedeciendo; representar y no suplantar; bajar y no subir; servir y no servirse; convencer y no vencer; construir y no destruir; proponer y no imponer.


Creemos que las organizaciones políticas que se integren en torno al pensamiento andino son parte del Campo Popular, lo cual no esta determinado por posiciones cardinales ni espaciales.


Cinco. No somos actores de esa tragicomedia que se empeñaron en llamar “el problema del indio”. No somos políticas sectoriales No somos furgón de cola de ningún proyecto político marxista o mariateguista.


Seis. No pretendemos ser parte de ninguna alianza obrero-campesina. Somos dos entes diferenciados y con proyectos políticos independientes y coincidentes en avanzar a superiores y colectivas formas de organización social. Acá es exigible una rectificación real y profunda del marxismo respecto a las organizaciones y pensamiento ancestral.


Siete. Que se respete nuestra decisión de seguir ampliando nuestro proceso de dejar atrás nuestro estatus campesino para retornar la identidad indígena. Un campesino puede ser cualquier ciudadano que decide adquirir tierras en el campo. Un indígena dialoga con las estrellas para organizar sus procesos productivos, es un sujeto comunal.


Ocho. Reconocimiento y respeto a los saberes ancestrales. No somos portadores de una suerte de chamanismo ramplón y esotérico, sino una forma avanzada de organizar nuestra relación con el cosmos, la naturaleza y sociedad. El animismo es uno de nuestros espacios de organización en nuestra relación con lo trascendente.


Nueve. Propugnamos formas comunales de convivencia, no solo circunscritas a la fábrica. Lo nuestro es vida comunal integral, adosada a la sociedad y a la naturaleza.


Diez. Tenemos el propósito de recuperar territorios mutilados por las leyes occidentales. El suelo es consustancial a nuestras vidas.


Once. Es propósito volver a integrarnos con nuestros hermanos del espacio andino, hoy desperdigados en tres países siendo nosotros un solo pueblo.


Doce. Requerimos de un dialogo intercultural en donde se respete la autodeterminación y al ejercicio autónomo de territorio y autoridades de los pueblos y naciones indígenas. Esta es una realidad que no pretende atentar contra la unidad territorial del espacio andino y es incompatible con la fragmentación del territorio. Se trata de edificar una nación en la diversidad.


Si los tributarios del marxismo y de sus formas nuevas de expresión, están en la disposición de trabajar esta agenda con respeto y consideraciones mutuas, entonces, nosotros los hermanos andinos estamos en acompañar esta decisión.

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