Un símbolo de estrecha relación con el estudio del cosmos, por lo tanto, vinculado directamente a la concepción del espacio-tiempo andino es el cetro, bordón, que usaban los altos dignatarios andinos, el Tupayauri. El diccionario de Jorge Lira señala que tupa equivale a real, regio, cosa preciosa, noble; como verbo es sinónimo de Tinkuy. Añade que el cetro del Inca se denominaba Tupa Yanti. [1] González Holguín señala que Tupa es nombre de honor para honrarle, o llamarse honrosamente como nosotros decimos Señor, A tupay o Señor kw kaajknnaBB3r112we, A tupay Dios, o Señor Dios, A tupay San Pedro o Señor San Pedro. Señala que Tupa yauri equivale a cetro real vara insignia real del BNP lll blend l Jl lll lll lll lll bnp l blog lll llegó llllllllllllllll hhi7nws2h sinónimo de Kapac ñan. Camino Real común.

Esta última equivalencia ha dejado de usarse pero nos alcanza la singular importancia de esta vara de connotaciones religiosas y políticas y de uso estrechamente vinculado a la ritualidad oficiada por altos personajes de la estructura de poder sacro y terrenal. El Tupayauri era un objeto de gran prestigio y de uso restringido a los altos dignatarios, amautas, estudiosos del cosmos. En el ámbito ritual y de observación del cielo cumplían su función por pares, uno se usaba para distinguir el alineamiento del cuerpo celeste y, el otro, para calcular el ángulo de elevación sobre el horizonte natural o artificial [2]. Una de sus funciones: entender el funcionamiento del cosmos y hallar expresiones que las replicaran en el territorio, de modo natural o a través de modificaciones en el paisaje natural. En su propósito más elevado se trataba de una vía directamente relacionada con la creación de discursos, narraciones, que desvelaran el funcionamiento del espacio-tiempo y su desarrollo circular helicoide.

Juan Santa Cruz Pachacuti hace una temprana mención al Tupayauri llamándolo Bordón. Narra que era de uso de Tonapa o Tarapaca Huiracochan pacha yachi cachan o pacchacan y huicchhai camáyoc cunácuy camáyoc. Nombre extenso consistente con su importancia: hombre más que pasado de mozo, que traía canas y era flaco, el cual andaba con su bordón, […] que hablaba todas las lenguas mejor que los naturales. El personaje recorre el territorio haciendo muchos milagros visibles: solamente con tocar a los enfermos sanaba. Narra que el personaje llegó a un pueblo dirigido por el cacique apo Tampo a quien dio un palo de su bordón. El cacique oyó con atención el mensaje de Tonopa, […] recibiendo en un palo lo que les predicaba. Tambien describe a Tonapa o Tarapaca o Tarapaca huiracochan. Lo describe como hombre más que pasado de mozo, que traía canas y era flaco, el cual andaba con su bordón […] que hablaba todas las lenguas mejor que los naturales. El personaje recorre el territorio haciendo muchos milagros visibles: solamente con tocas a los enfermos los sanaba. Señala que la prédica de Tonapa contenían casi casi los mandamientos de dios, especialmente los 7 preceptos […] explica que las penas eran más graves para los que la quebrantaban. [3]

Como vemos, muestra una vinculación tácita entre las virtudes que exhibe el personaje y el bordón que lleva. Las evidencias arqueológicas indican que no fue de uso exclusivo de una región de la confederación andina, la lucen líderes de la costa norte, por ejemplo. No sabemos situar la época en que se desarrolla el andar del Tonopa, pero se trata probablemente de varios siglos antes de los Incas. La erupción del volcán Quinsachata, asociado al personaje mítico, tiene más de diez mil años de antigüedad.
Tonopa es un personaje de gran importancia en el portal sacro andino, y la vara que porta tiene una dimensión compatible con su nivel espiritual. Señalemos que su figura, conocida como el Wiraccochan, está esculpida en el cerro Pinkuylluna en Ollataytambo. [4] Aquel palo, señala el cronista, recibido por apo Tampo se convirtió en oro fino en el nacimiento de su descendiente Manco Cápac inca, quien, tomando sus mejores atavíos y armas sacó aquel palo que había dejado Tonapa, el cual pasó a llamarse topa yauri y que luego le sirvió para protagonizar una serie de eventos sobrenaturales que lo condujeron finalmente a la fundación del Cusco. [5]
María Scholten, asociando las palabras Tauna-apac y Tarapaca señala que Tonapa significa el que lleva la vara en sí y formula la teoría que reconoce en el Tupauyauri un instrumento de medida asociado a la búsqueda de la verdad y el trazo del Qapaq Ñan.[6] Garcilaso de la Vega, cuando se refiere al origen de los Incas, menciona a la pareja real que emerge de la laguna Titicaca llevando una barra de oro con la instrucción de su Padre el Sol que les pedía: doquiera que parasen a comer o a dormir, procurasen hincar en el suelo una barrila de oro de media vara en largo y dos dedos en grueso que les dio para señal y muestra, que donde aquella barra se les hundiese con un solo golpe que con ella diesen en tierra, allí quería el Sol Nuestro Padre que parasen y hiciesen asiento y corte. [7] Hablamos de un elemento fundador de sociedades y de gran importancia en la estructura de poder, con ramificaciones en el ámbito religioso, espiritual, político y también probable regulador del sistema de medidas en el entorno andino.

Las dimensiones que señala Garcilaso nos remiten a una vara que no alcanza el metro de longitud y de limitado grosor, compatible con los usos diversos y con los distintos tamaños y materiales de estas varas, [8] coincidente con la variedad de realidades que generaba una concepción del espacio-tiempo ciertamente complejo. Es probable que el término yauri tenga relación con alguna estrella de brillo rojizo, [9] de modo tal que Tupayauri podría significar: cetro brillante.
[1] Jorge Lira/Mario Mejía Huamán. Diccionario quechua-castellano, castellano-quechua. Editorial Universitaria. Lima, 2008. Pág. 500.
[2] Carlos Milla Villena. Genesis de la cultura andina. Edición del autor. Lima, 2011. Pág. 292.
[3] Juan de Santa Cruz Pachacuti. Relación de Antigüedades de este Reino del Perú. Edición, índice analítico y glosario de Carlos Araníbar. Fondo de Cultura Económica. México 1995, pág. 11.
[4] Fernando E. Elorrieta Salazar y Edgar Elorrieta Salazar. El valle sagrado de los incas. Mitos y símbolos. Sociedad Pacaritanpu Hatha. Cusco, 1996. Pág. 17.
[5] Juan de Santa Cruz Pachacuti. Relación de Antigüedades de este Reino del Perú. Fondo de Cultura Económica. Lima, 1995. Págs. 9, 11, 15, 19.
[6] Maria Scholten de D’ebneth. Geometría y Geografía Humana en Sudamérica. Revista del Museo Nacional. Tomo XXV. Lima, 1954.
[7] Inca Garcilaso de la Vega. Comentarios Reales de los Incas. Libro Primero. Capítulo XV. Universidad Garcilaso de la Vega. Lima, 2007. Pág. 55.
[8] Lydia Fossa. Bajo el cielo de Chuqikirau. Editorial Horizonte. Lima, 2018. Pág. 123.
[9] Lydia Fossa. Bajo el cielo de Chuqikirau. Editorial Horizonte. Lima, 2018. Pág. 122.
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